Iniciando desde el 2008, se busca identificar la etiología de enfermedades febriles no diferenciadas, lo que llevó al escubrimiento del virus Madariaga, publicado en el New England Journal of Medicine. También se detectaron casos importados de chikungunya y brotes de fiebre de Punta Toro en la ciudad de Panamá. En colaboración con el Ministerio de Salud, se han expandido estas iniciativas a nivel nacional utilizando aplicaciones móviles para la detección de enfermedades a nivel comunitario.

En 2011, se amplía la investigación para identificar reservorios y vectores de alfavirus en América Latina, haciendo hincapié en la relación entre la deforestación y la aparición de alfavirus, trabajando con colegas en Perú y Brasil persiguiendo este objetivo.

Como asesor internacional para la Organización Panamericana de la Salud, se enfoca en fortalecer la capacidad dentro de los ministerios de salud en los países latinoamericanos.

Su experiencia integra la arbovirología, la ecología, la modelación matemática, la secuenciación del genoma y la evolución viral. Durante sus estudios doctorales en la Universidad de Oxford, combina estas habilidades para asesorar sobre la modelación de brotes durante la respuesta de Panamá al COVID-19, liderando la encuesta nacional de seroprevalencia durante el confinamiento.

Su participación en investigaciones de brotes alimentó su compromiso de involucrarse activamente con el público. Difundir evidencia científica a través de redes sociales, campañas de vacunación y programas de televisión, traduciendo la evidencia científica en información accesible. Además, como Presidente de la Sociedad Panameña de Epidemiología y Modelación Matemática, estableció una sociedad científica que fomenta la colaboración y mejora la capacidad epidemiológica nacional.